¿Hay una gran diferencia entre querer algo y decidir tenerlo?
Si la hay, querer es desear, es la emoción que alberga la esperanza que un día de estos eso que deseo tendré; y es que lo que se consigue al querer algo es en realidad eso: la sensación de querer. Si quieres sentirte bien, aliviar la enfermedad o dolor que experimentas, o quieres quitarte el estrés, o buscas una respuesta ante una situación, entonces no lo quieras, decídelo y así será.
Cuando se decide, no hay más, es un mandato que hasta el cielo se escucha.
Decidir es más que un ejercicio mental, es la experiencia y la emoción que antecede a tener lo que deseas. Por eso cuando decidas ser o tener algo, así siéntelo, incluso “antes” de haberlo recibido.
Entonces, cual es la diferencia entre decidir y querer? Decidir es certitud, es la ausencia de duda, es saber y sentir que eso que “queremos” ya se tiene desde el momento mismo de la decisión; es un acto de fe!
Decidir es la experiencia en el tiempo presente, no algo que elegí en el pasado o espero en el futuro, sino es la experiencia de ahora en este mismo instante.
Decidir es tener el conocimiento de que ya se es, ya se tiene, ya está aquí; esa es la Verdad.
Decidir es saber la Verdad.
Decidir es estar conectado y en movimiento con todo a mí alrededor, es ser agente activo de los reajustes del Universo.
Decidir es libertad! Es la sensación y la experiencia de libertad, de saber que no hay más, que lo que decido está en manos superiores que lo están orquestando todo.
Decidir es agradecer.
Decidir es la oportunidad de ser lo que quieras ser y experimentarlo.
Por último, decidir es amarnos a nosotros mismos, reencontrarnos a nosotros mismos al utilizar concientemente nuestra fuerza y nuestro poder para crear todo aquello que queremos.